Hay que llorar.

¿Cuántas veces ha llorado alguna de las partes en nuestra sala de mediación? ¿Cuántas veces has pensado en que no eran lágrimas sentidas? ¿Cómo actuaste? ¿Se aceleró tu respiración? ¿Casi lloras tú?.

El llanto se asocia tradicionalmente a debilidad. Pero reprimirlo no es algo positivo porque las lágrimas deben ayudan a gestionar el estado emocional.

Las ganas de llorar es la respuesta del organismo que permite que las partes expresen y liberen su estado emocional. Aunque mayoritariamente se asocia a sentimientos negativos como la pena, la tristeza, la impotencia, la melancolía, la rabia o el dolor, hay también algunas vivencias positivas que pueden hacer aflorar las lágrimas tales como el agradecimiento, la alegría. El llanto es la manifestación de un estado emocional.

Llorar tiene la utilidad positiva en algunos casos, de mejorar el estado de ánimo de la parte que llora. Depende de la situación. Hay una variable que parece ser decisiva para conseguir ese aspecto positivo, que la persona que esta llorando reciba apoyo durante esos momentos. Pueden buscan suscitar empatía en la otra parte o en el mediador. Llorar delante de terceros provoca que nos presten más atención. Lloran y observan las reacciones de los demás…

Respecto a los aspectos fisiológicos, el llanto hace que se liberen dos hormonas: los opiáceos y la oxitocina. Ambas tienen la capacidad de hacer que el dolor no sea tan fuerte. Además las lágrimas lubrican y protegen los ojos.

Sin embargo, a la mayoría les cuesta llorar delante de otras personas. El llanto se asocia a una señal de vulnerabilidad y de debilidad emocional. Parece que mostrar los sentimientos ante el mediador les hace más débiles y creen que el mediador va a romper su imparcialidad o equilibrio.

Ellos intentarán ganar tu atención y si pueden conseguir que tus actuaciones dejen de ser neutrales sus llantos serán vencedores para ellos.

No caigas en el juego de las lágrimas (sean verdaderas o de cocodrilo). No te dejes manipular emocionalmente, y mucho cuidado con acercarte más a una de las partes tanto física como emocionalmente porque habrás caído en su «trampa».

Necesitan llorar y sacar sus emociones, que lo hagan y no pongas límites, pero que no te arrastren ni te destrocen emocionalmente.

Ofrecerles un buen paquete de pañuelos de papel o una caja en el centro de la mesa es suficiente. Sé que suena a muy frío, pero es la mejor manera de no verte involucrado en sus emociones y mantener la distancia con las partes.

Seguro que lloran en momentos importantes en el proceso de mediación: tema hijos, situaciones de futuro, reparto de bienes, cuando ven que no están consiguiendo sus objetivos e incluso porque sienten y necesitan llorar para sacar su carga emocional.

No recrimines nunca un llanto, porque no sabes por qué lo hacen, ni cuál es su objetivo, pero cuidado no te impliques en esas emociones. Llorar no es de débiles y existen lágrimas provocadas.

Y si cuando ello se hayan ido necesitas llorar, hazlo. Los mediadores también lloran.

Muchas gracias.

Un saludo.

José A. Veiga

 

Un comentario en “Hay que llorar.

  1. * Entiendo perfectamente que las partes intervinientes lloren.
    + Creo que llorar es bueno.
    * Jamás les impido llorar ….(faltaría….) aunque sí controlar la situación, claro.
    * Mi aptitud es esperar en silencio y con respeto procurando que la situación vuelva a la normalidad, rompiendo el momento…abriendo una ventana, ofreciendo agua..etc….
    YO llorar en presencia de los mediados o junto a ellos.?????? ..NUNCA.

    Gracias.
    Mili

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