Tras el fallecimiento de la madre, los tres hermanos —Isabel (52 años), Luis (48 años) y Carmen (45 años)— heredan una casa de campo en Segovia. La propiedad no tiene cargas, pero hay desacuerdo sobre qué hacer con ella: Isabel quiere conservarla como lugar familiar, Luis desea venderla y repartir el dinero, y Carmen propone alquilarla como alojamiento rural.