Este concepto lo leí por primera vez en un artículo de Cristina Gutierrez Lestón, educadora y codirectora de una granja escuela. Y me hizo pensar.
Ha nacido un nuevo tipo de padres: los drones.
Aquellos que desean tener bajo control cada segundo de la vida de sus hijos, desde que se ponen de ropa hasta con quien se tienen que sentar en las aulas, incluso si el ejercicio que ha mandado el profesor es el correcto o son muchos o pocos. Piden a los profesores que su hijo debe tener ciertos amigos o que otros no se acerquen a ellos. Que el profesor justifique cada segundo de estancia en el colegio, por qué un compañero le ha «rozado» en el patio… padres que se creen a la criatura antes que al profesor, … Con tanto padre y madre dron, revoloteando cada minuto del día y controlando hasta el más mínimo detalle, debe resultar difícil ser niño o niña hoy en día, ¿no?
Pobre hijos, qué agobio, es como si tuvieran una cámara enfocándolos y obligándoles a hacer y ser siempre correctos. Difícil que a los hijos se les ocurra equivocarse o hacer alguna travesura. Su padre/madre dron está allí para controlar que eso no suceda. No tienen ni un momento de libertad. ¿Cómo debe sentirse el hijo? ¿Y el profesor/a? ¿Alguien se lo ha preguntado? Confiemos en nuestros profesores, saben lo que hacen.
A lo mejor es que estos padres dron están sacando inseguridades o «complejos» que tenían bien guardados. Se sienten examinados en los exámenes de sus hijos, vienen a pedir explicación de la nota que ha sacado porque «hemos estudiado mucho…», no dejan que sean sus hijos quienes «protesten la nota del examen», trasmiten ansiedad e inseguridad a sus hijos, que NUNCA van a aprender a sacarse «las castañas del fuego». Porque el dron estará siempre cerca, hasta que un día entre en una zona sin cobertura…
Son padres que sienten la obligación y responsabilidad de que su hijo se sienta feliz cada segundo de su vida. Se olvidan de dejarles ser niños. Deben protegerles sin agobiarles, aprendiendo a separar quién es tu hijo de su comportamiento, y queriéndolo por sí mismo, sin comparaciones, quien no tiene «un primo que lo hace todo perfecto»…
Este tipo de padres creen que el mundo va en su contra (el profesor no ayuda, los padres de los otros niños no hacen nada cuando se meten con el suyo…).
El mundo es maravilloso, pero tiene su parte de dolor y sacrificio. No escondamos a nuestros hijos esa parte y preparemosles para afrontarla.
Si eres padre o madre dorn, da al off y empieza a vivir.
Gracias por tu tiempo.
José A. Veiga
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buenísimo!!!