En todo proceso de mediación esta claro que el mediador es una parte más del mismo. Ni la más importante ni la menos, una más, igual que las personas que llegan en conflicto. Nuestra misión en ayudarle hacer ese traje a la medida para las personas que han demandado nuestros servicios, hablo de mediaciones extrajudiciales, y con nuestra caja de herramientas iremos gestionando sus necesidades, identificaremos sus posiciones y dejaremos claro los intereses que tienen cada uno de ellos.
Pero nunca debemos creernos más que ellos, por muy profesionales que creamos ser, sabemos más de técnicas y estrategias, pero de su conflicto, de su dolor son ellos los que más saben, y además son los que lo han vivido y lo están padeciendo. No vayamos de «sobrados», de especialistas en la vida de otros, que de esto hay muchos. No prejuzguemos a nadie, porque cada caso es totalmente diferente y único. Porque cada mediador también es diferente y único.
En un partido de cualquier deporte cuando finaliza el mismo y nadie habla del arbitro, de la influencia nula en el desarrollo del mismo, se suele decir que ha sido un buen arbitraje, pues seamos lo mismo nosotros, pasemos desapercibidos en el proceso, que no sientan que les hemos manipulado, que les hemos llevado a «nuestra decisión». Puede que su acuerdo y lo que nosotros nos hemos imaginado como final coincidan pero puede que no se parezca en nada y no por ello hemos fracasado en nuestro trabajo.
Creemos el ambiente y las condiciones adecuadas para mediar, sintamonos cómodos en el proceso, no estemos tensos, no sea que cuando acabemos la mediación necesitemos acudir a un masajista de la tensión muscular que acumulamos. Una sesión de mediación es dura y tensa, claro, por eso vienen a mediación, si pensamos que va a ser todo un camino de paz y tranquilidad probablemente no necesiten de nosotros.
Y recuerda, no cobramos por lo que hago cobramos por lo que sabemos, y si encima lo hacemos bien mejor.
Y recuerda, eres parte del proceso, pero no acapares con tu sabiduría el proceso. Deja que ellos intervenga, no des clases magistrales que no les interesa, ellos vienen buscando efectividad, ayuda, no conocimientos.
El mediador de verdad, tiene en su carácter algo que no se ve, que no se estudia en ningún manual, la capacidad de saber estar en diferentes situaciones y saber con lenguaje verbal o no verbal expresar lo correcto, hacer la pregunta adecuada, crear el ambiente idóneo para que esas personas que llegan abogadas de problemas puedan respirar y ver que todo tiene solución y que encima la solución la tenían ellos pero no la habían sentido.
Ser profesional de esta nueva filosofía es algo más que saberme los manuales de arriba abajo, es aplicarlo… Es saber estar y saber ser. Y no todos cumplen ese requisito. El prestigio se gana, no se compra. El respeto te lo conceden las partes.
Gracias por leerme.
José Antonio V.