Cuantas veces en nuestra mesa de mediación nos hemos encontrado con que alguna de las partes su única preocupación es lo que vendrá (su futuro) y este pensamiento les provoca malestar.
Siempre piensan que todo va a salir mal. No solo son personas que calificamos de negativas, sino ciudadanos que pueden padecer ansiedad anticipatoria.
Si somos consciente de que padecen este tipo de ansiedad y no sabemos manejarla, porque no somos especialistas, lo indicado es derivarlo a un especialista para que les ayuden a tratar este problema.
Los psicólogos trabajan toda una serie de pautas y estrategias dirigidas a que la persona aprenda a manejar de manera adecuada sus anticipaciones, los síntomas que se derivan de ellas, así como los factores que las han originado y mantenido.
Os dejo alguna pautas para poder detectar a este tipo de personas.
Ser previsor y pensar en el futuro está bien siempre y cuando no sea una obsesión constante. Si observas que están toda la sesión de mediación dándole vueltas a la cabeza y solo llegan ideas nocivas, han entrado en una espiral de negatividad que puede afectarles en la toma de decisiones e incluso en su salud.
La ansiedad anticipatoria es aquella que se experimenta ante la previsión de situaciones que nos pueden resultar perjudiciales o peligrosas. Comienzan a pensar en el futuro en términos negativos y anticipamos graves consecuencias tanto para ellos mismos como para las personas de su alrededor.
La necesidad de anticipar consecuencias negativas y poder valorar qué hacer ante ellas es algo natural, es lo que yo denomino preocupaciones. Sin embargo, cuando esa intranquilidad se convierte en obsesión, pensamientos intensos y exagerados, que no ayudan a una de las partes a valorar las alternativas o soluciones, pasa a ser una fuente de ansiedad.
Ahora os puede surgir la siguiente pregunta: «¿en qué se diferencia este tipo de ansiedad anticipatoria de la «normal»?.
La mayor parte de la ansiedad que percibimos suele ser la «normal». Por ejemplo: la que experimentaría una persona con miedo a los perros al cruzarse por la calle con uno. Se cambiaría de acera y se aceleraría su ritmo cardíaco. En cambo la anticipatoria sería aquella que esta misma persona sufriría en casa toda la mañana pensando que al salir a la calle se va a cruzar con un perro enorme y furioso que sin duda la va a morder.
Una parte de una mediación no puede tener ansiedad anticipatoria porque no existe equilibrio para la toma de decisiones. Derivarla a un psicólogo es ser un mediador profesional, seguir mediando es entrometerse en un campo que no dominamos. Es como el médico traumátologo que se pone a diagnosticar a una persona que asiste a su consulta con problemas cardiovasculares. O el abogado especialista en derecho de familia que lleva un caso de penal. No es su especialidad.
Somo mediadores profesionales, no salvadores profesionales.
¿Por qué cuesta tanto derivar?
Muchas gracias.
Un saludo
José A. Veiga