Hoy mas que nunca los mediadores deberíamos pararnos a pensar y evaluar nuestra labor profesional.
En mediación no todo vale, eso lo tenemos todos claro, o deberíamos tenerlo. No valen las faltas de respeto de una parte a la otra, ni los menosprecios, ni las mentiras, nuestro «trabajo» consiste en gestionar el canal de comunicación que existe entre los mediados. En mantener el equilibrio de las partes para que el proceso de mediación avance por el buen camino.
Pero… Los mediadores, como personas que somos, ¿tendemos a equilibrar a las partes siempre?, o con todos los datos que nos van aportando nos dejamos «influir» e inconscientemente nos decantamos por una de las partes, la que consideramos más débil o aquella que ha intentado ganarnos con su actitud.
¿Qué resuena en nuestro interior cuando nos evaluamos después de una sesión de mediación?, ¿por qué nos evaluamos?. ¿Tenemos un documento de auto evaluación de la sesión de evaluación, donde reflejamos nuestros aciertos y errores?.
Nos preguntamos si nuestra actuación ha sido la correcta o no, en donde hemos creído que fallamos, que técnica (de esas de manual que nos dieron en nuestra formación) hemos aplicado, como nos sentimos, hemos equilibrado, en algún momento se nos ha escapado algo «prohibido» en mediación y aconsejamos o nos implicamos… La de aspectos que tenemos que pensar, no solo quedarnos con las historia que nos han contado y hacia donde nuestra mente cree que debe ir la siguiente sesión,….
Y cuanto nos cuesta manifestar que nos podemos haber equivocado, reconocer que hemos podido fallar si cometemos un error en una sesión , que problema hay en decir a las partes «lo siento». Porque si es un pequeño detalle de aplicación de una técnica, una frase que suena de una manera o de otra, eso ya estamos para sentirlo y no volver hacerlo. O diciendo «lo siento, …» somos menos profesionales, o más humanos, que peligro pensaran algunos lleva ser mediador y humano… yo intento serlo.
Y evidentemente lo apuntamos para preparar la siguiente sesión. Se que todos los mediadores que están leyendo esto lo hacen (o eso dicen), se que es una simple reflexión en voz alta transcrita a letras y palabras…
Hagamos de la mediación una proclamación de intenciones, a este barco que lleva navegando ya unos años y donde ahora se sube tanta gente, y del cual muchos se acabaran bajando porque no es el viaje que esperaban, es decir, no ganarán el dinero que esperaban…
Gracias por tu tiempo.
José A. Veiga