La inteligencia emocional del mediador.

La inteligencia emocional del mediador es una habilidad esencial para llevar a cabo procesos de mediación de manera efectiva. Aquí te explico más al respecto:

  • Definición de Inteligencia Emocional:
    o La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones propias y ajenas.
    o Implica poner distancia entre el estímulo emocional y la forma en que respondemos.
  • Importancia en la Mediación:
    o En la mediación, las emociones desempeñan un papel crucial. Las partes involucradas en un conflicto suelen estar emocionalmente cargadas.
    o El mediador debe ser capaz de detectar y manejar estas emociones para facilitar un proceso constructivo.
  • Autoconocimiento:
    o El mediador debe comprender sus propias emociones. Esto implica conocer sus reacciones emocionales ante situaciones conflictivas.
    o El autocontrol emocional es fundamental para mantener la imparcialidad y la objetividad.
  • Empatía:
    o La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y comprender sus sentimientos.
    o Un mediador empático puede conectar con las partes, validar sus emociones y crear un ambiente de confianza.
    o Imagina que dos personas están en conflicto debido a una disputa vecinal. El mediador podría decir: “Entiendo que ambos se sienten frustrados por el ruido constante. ¿Podrían explicarme cómo les hace sentir eso?”. Al demostrar empatía, el mediador crea un espacio seguro para que las partes compartan sus emociones y preocupaciones.
  • Reconocimiento de Emociones:
    o El mediador debe ser capaz de identificar las emociones presentes en las partes.
    o Esto incluye no solo las expresiones verbales, sino también las señales no verbales como el lenguaje corporal y las miradas.
    o La inteligencia emocional se basa en reconocer las propias emociones y canalizarlas de manera adecuada.
    o El mediador debe estar consciente de sus propias reacciones emocionales y manejarlas de manera constructiva.
    o En una mediación familiar, los padres están discutiendo la custodia de sus hijos. El mediador nota que su propia ansiedad aumenta debido a la tensión en la sala. En lugar de reaccionar impulsivamente, el mediador se toma un momento para respirar y luego dice: “Comprendo que este tema es delicado. Sigamos enfocándonos en las necesidades de los niños”. Al reconocer y gestionar sus emociones, el mediador mantiene la objetividad.
  • Canalización de Emociones:
    o La inteligencia emocional permite al mediador canalizar las emociones de manera positiva.
    o Por ejemplo, ayudar a las partes a expresar su enojo o tristeza de manera constructiva en lugar de destructiva.
  • No juzgar: El mediador debe abstenerse de juzgar a las personas en conflicto. La imparcialidad es crucial para facilitar un ambiente de confianza y apertura.
    o Durante una mediación laboral, el mediador escucha a un empleado que se siente desvalorizado por su jefe. En lugar de emitir juicios, el mediador podría decir: “Entiendo que esta situación te afecta profundamente. ¿Qué soluciones crees que podrían mejorar la comunicación con tu jefe?”. Al evitar el juicio, el mediador fomenta la apertura y la colaboración.
  • Escucha activa: Escuchar atentamente a las partes en conflicto es fundamental. La escucha activa permite comprender sus emociones y necesidades, lo que contribuye a encontrar soluciones efectivas.
    o Durante una mediación entre socios comerciales, uno de ellos expresa su frustración por la falta de comunicación. El mediador asiente y dice: “Entiendo que la comunicación ha sido un problema. ¿Qué sugerencias tienes para mejorarla?”. Al escuchar activamente, el mediador muestra interés genuino y facilita la búsqueda de soluciones.
  • Distanciamiento: La inteligencia emocional implica poner distancia entre el estímulo (el conflicto) y la respuesta. El mediador debe mantener la calma y no dejarse arrastrar por las emociones del momento.
    o En una mediación de divorcio, las emociones están a flor de piel. El mediador nota que su propio corazón late más rápido debido a la tensión. Sin embargo, se recuerda a sí mismo: “Mi papel es ayudar a estas personas a encontrar una solución, no tomar partido”. Al mantener la calma y el distanciamiento emocional, el mediador sigue siendo imparcial y efectivo.

En resumen, la inteligencia emocional del mediador es fundamental para crear un ambiente propicio para la resolución de conflictos. Al comprender y gestionar las emociones, el mediador puede guiar a las partes hacia soluciones mutuamente beneficiosas.

GRACIAS

José A. Veiga

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