
Es importante recordar que la agenda de trabajo es una herramienta para ayudar a guiar el proceso de mediación, pero debe ser flexible para adaptarse a las necesidades y circunstancias cambiantes de las partes involucradas. La mediación es un proceso centrado en las personas, y la agenda de trabajo debe reflejar eso.
Consejos y puntos que debemos tenenr en cuenta cuando realicemos una agenda de mediación:
- Identificación de temas: En la primera sesión, el mediador ayuda a las partes a identificar los temas que necesitan ser abordados. Por ejemplo, en un caso de divorcio, los temas podrían incluir la división de bienes, la custodia de los hijos, el apoyo financiero, etc. El mediador puede hacer preguntas como “¿Cuáles son las cuestiones más importantes que les gustaría resolver en este proceso de mediación?”
- Priorización de temas: Una vez identificados los temas, se deben priorizar. Esto puede hacerse en función de la urgencia, la importancia para las partes, o cualquier otro criterio acordado. Por ejemplo, si la custodia de los hijos es un tema urgente, podría ser el primero en la lista. El mediador puede preguntar: “De los temas que hemos identificado, ¿cuál les gustaría abordar primero?”
- Establecimiento de objetivos: Para cada tema, se establecen objetivos claros. Estos objetivos deben ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y limitados en el tiempo. Por ejemplo, si un tema es la custodia de los hijos, un objetivo podría ser “acordar un horario de visitas que funcione para ambas partes y los niños dentro de las próximas dos semanas”.
- Planificación de las sesiones: Con los temas y objetivos en mente, se planifican las sesiones. Cada sesión debe tener un objetivo claro y un tiempo asignado. Por ejemplo, la primera sesión podría estar dedicada a discutir la custodia de los hijos. El mediador puede decir: “En nuestra próxima sesión, nos centraremos en discutir y llegar a un acuerdo sobre la custodia de los hijos”.
- Revisión y ajuste: La agenda de trabajo no es estática. Debe revisarse y ajustarse a medida que avanza el proceso de mediación. Si un tema requiere más tiempo del esperado, se puede reajustar la agenda para acomodarlo. El mediador puede decir: “Parece que necesitamos más tiempo para discutir la custodia de los hijos. Vamos a ajustar nuestra agenda para darle a este tema la atención que necesita”.
- Preparación y seguimiento: Este apartado puede incluir tareas que las partes deben completar antes o después de cada sesión. Por ejemplo, podrías pedirles que reflexionen sobre ciertos temas o que recojan información relevante para la próxima sesión.
- Tiempos de descanso: En sesiones largas, es importante programar tiempos de descanso para que las partes puedan recargar energías y mantener su concentración.
- Revisión de acuerdos previos: Si se han alcanzado acuerdos en sesiones anteriores, puede ser útil dedicar tiempo a revisarlos y confirmar que todas las partes siguen estando de acuerdo.
- Espacio para emociones: La mediación puede ser un proceso emocionalmente intenso. Podría ser útil incluir tiempo en la agenda para que las partes expresen sus emociones y el mediador pueda ayudarles a gestionarlas.
- Cierre de la mediación: Al final del proceso, es importante tener tiempo para cerrar la mediación de manera adecuada. Esto puede incluir la revisión del acuerdo final, la discusión de los próximos pasos y la despedida.
Recuerda que cada mediación es única y la agenda debe adaptarse a las necesidades específicas de las partes involucradas. La flexibilidad es clave en este proceso.
Crear una agenda en un proceso de mediación tiene varias ventajas:
- Estructura y organización: Una agenda proporciona una estructura clara para el proceso de mediación, lo que ayuda a mantener las discusiones enfocadas y organizadas.
- Gestión del tiempo: Permite una distribución eficiente del tiempo entre los diferentes temas a tratar, asegurando que todos los asuntos importantes sean abordados.
- Claridad de objetivos: Al establecer los temas y objetivos de cada sesión, todas las partes tienen una comprensión clara de lo que se espera lograr.
- Participación equitativa: Ayuda a garantizar que todas las partes tengan la oportunidad de expresar sus puntos de vista y preocupaciones.
- Flexibilidad: Aunque la agenda proporciona una guía, también puede ser ajustada y modificada según sea necesario, lo que permite la flexibilidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de las partes.
- Control y autonomía: Las partes en disputa participan activamente en la creación de la agenda, lo que les da un sentido de control y autonomía sobre el proceso.
- Preparación: Permite a las partes prepararse para cada sesión, ya que saben de antemano los temas que se van a tratar.
En resumen, una agenda bien elaborada puede ser una herramienta muy útil para facilitar un proceso de mediación eficaz y centrado en las soluciones.
GRACIAS
José A. Veiga