Es muy fina la línea que separa la mediación de la terapia, tan fina que en alguna de las fases de la mediación nos sentimos como terapeutas.
Si consideramos que recuperar el canal de comunicación entre las partes lleva a que se sientan mejor, y eso se considera terapia, pues bienvenida sea la terapia en mediación.
Pero tengamos claras las diferencias esenciales: en mediación no se opina, facilitamos la comunicación, no importa el problema que tengan, toman decisiones de futuro a pesar del problema que rengan, manejamos las emociones y sentimientos lo necesario para que lleguen a un principio de acuerdo.
En terapia: se opina, hay tareas directas para trabajar con los problemas en concreto. El terapeuta da soluciones a las familias, parejas, profundizando hasta donde sea necesario hacerlo.
En mediación las partes tiene que querer hacer algo con el conflicto, las sesiones la mayoría tienen que ser conjuntas, deben tener plena confianza en el mediador y en el proceso y se presupone sinceridad, responsabilidad, y el proceso es totalmente flexible.
En terapia la disfuncionalidad es alta, existe alta resistencia al cambio, tiene una relevancia alta la familia de origen, puede llevarnos a un proceso de duelo patológico.
La duración de la terapia suele ser larga, en cambio en la mediación el proceso no se debe dilatar mucho tiempo.
Y claro que la mediación tiene algo de terapia o de orientación, no olvidemos que las primeras fases son de carácter eminentemente psicosocial, esa famosa fase del cuéntame, donde las partes empiezan a contar sus versiones del conflicto que les ha traído a mediación.
Esa primera fase donde cada uno expone sus argumentos e intenta defenderse de las acusaciones del otro….
Pero permitirme una reflexión…. Y si tiene algo de terapia y eso ayuda a que las partes se levanten de las sesiones y se vayan hablando de una manera diferente a como entraron en la sesión, ¿qué malo hace? Mientras nosotros como mediadores hayamos cumplido nuestros principios y no nos creamos terapeutas profesionales y opinemos o aconsejemos, si el proceso o la magia de la mediación ha conseguido que esas partes puedan iniciar un dialogo que tenían roto, aunque no sigan en el proceso en futuras sesiones, bienvenida sea la mediación en su parte terapéutica.
GRACIAS por existir.
José Antonio, mira «la que está liando» Salvador en LinkedIn a cuenta de tu post: http://lnkd.in/d37YMHb
Yo solo deseo escribir mis reflexiones, en ningún momento quiero que sean causa de polémica, somos mediadores.
¡viva la polémica! como fuente de aprendizaje.