
A petición de mis alumnos de un curso de mediación familiar voy a escribir una serie de post sobre las emociones que podemos identificar en un proceso de mediación.
En este primer post haré una breve introducción de las mismas y enumerare 7 pares de emociones que iré tratando en futuros escritos.
Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, una persona, un lugar, un suceso o un recuerdo importante. Es aquello que sentimos, cuando percibimos algo o a alguien. Son universales y comunes a todas las culturas.
La mediación familiar es un proceso crucial para resolver conflictos dentro de las relaciones familiares. Explorare la relevancia de las emociones en la mediación y cómo afectan el desarrollo de acuerdos. A lo largo de una sesión de mediación, diversas emociones pueden surgir, influyendo en la toma de decisiones y en la búsqueda de soluciones. Veamos, muy brevemente, algunas de las principales emociones que se manifiestan en este contexto (las analizaremos más detalladamente):
1. Ira y frustración
La ira y la frustración son emociones comunes en situaciones de conflicto. Los miembros de la familia pueden sentirse indignados por eventos pasados o por la falta de comprensión del otro. El mediador debe reconocer estas emociones y ayudar a las partes a expresar sus sentimientos de manera constructiva.
2. Tristeza y dolor
La separación, el divorcio o los desacuerdos familiares pueden generar tristeza y dolor profundo. Los participantes pueden estar lidiando con la pérdida de una relación o la ruptura de la unidad familiar. El mediador debe ser sensible a estas emociones y permitir que las partes compartan sus sentimientos sin juicio.
3. Miedo y ansiedad
El temor a lo desconocido o a las consecuencias de las decisiones tomadas en mediación puede generar ansiedad. Las partes pueden preocuparse por el futuro, la custodia de los hijos o la división de bienes. El mediador debe proporcionar un ambiente seguro para abordar estos miedos y reducir la ansiedad.
4. Esperanza y optimismo
A pesar de los conflictos, la mediación también puede despertar esperanza y optimismo. Las partes pueden visualizar una solución que beneficie a todos. El mediador debe fomentar esta actitud positiva y ayudar a transformarla en acuerdos concretos.
5. Vergüenza y culpa
Los errores del pasado pueden generar sentimientos de vergüenza y culpa. Los miembros de la familia pueden cargar con la responsabilidad de la situación. El mediador debe evitar el señalamiento y promover la comprensión mutua.
6. Empatía y compasión
La mediación se basa en la empatía y la compasión. El mediador debe cultivar estas emociones para comprender las perspectivas de ambas partes y facilitar la comunicación efectiva.
7. Alivio y satisfacción
Cuando se alcanzan acuerdos, las partes experimentan alivio y satisfacción. El mediador debe celebrar estos logros y asegurarse de que los acuerdos sean claros y viables.
En resumen, las emociones son parte integral de la mediación familiar. El mediador debe ser consciente de ellas, gestionarlas adecuadamente y crear un espacio donde las partes puedan expresar sus sentimientos de manera constructiva. Al hacerlo, se promueve la resolución pacífica de conflictos y se fortalecen los lazos familiares.
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GRACIAS
José A. Veiga