Riesgos asociados al Ego del mediador en un proceso de mediación.

La mediación es un proceso valioso y efectivo para resolver conflictos, pero como mediadores, debemos estar conscientes de los peligros que el ego puede presentar en nuestra labor. El ego del mediador puede afectar la imparcialidad, la calidad del proceso y la confianza de las partes involucradas. A continuación, intentaré describir los principales riesgos que yo considero pueden influirnos en un proceso de mediación. Y me permito dar algún consejo para evitar caer en las trampas del ego.

  •  Juzgar y prejuzgar

    El ego del mediador puede llevarnos a juzgar las acciones o palabras de las partes. Es fundamental recordar que cada persona tiene su propia historia y perspectiva. Evitemos imponer nuestros valores o creencias personales y mantengamos la imparcialidad.

    • Falta de confidencialidad

    La confidencialidad es esencial en la mediación. No debemos revelar información compartida en sesiones privadas. Respetemos la privacidad de las partes y evitemos traicionar su confianza.

    • Forzar la voluntariedad

    La mediación solo funciona si todas las partes se sienten cómodas. No forcemos a nadie a continuar si desean abandonar el proceso. La voluntariedad es clave para el éxito de la mediación.

    • Posicionamiento personal

    Nuestro lenguaje y actitudes pueden dar la impresión de que nos posicionamos a favor de una parte. Mantengamos la neutralidad y evitemos influir en las decisiones de las partes.

    • Suponer información

    No demos por hecho lo que no se ha dicho. Si tenemos dudas, preguntemos. Evitemos completar información de manera inconsciente.

    • Ignorar los silencios

    Los silencios son valiosos en la mediación. Permiten reflexionar y aportan información. Respetemos los momentos de pausa.

    • Prisa por acuerdos

    La mediación requiere tiempo. No nos precipitemos en llegar a acuerdos. Escuchemos, analicemos y construyamos soluciones de manera gradual.

    • Minimizar problemas

    Lo que consideramos insignificante puede ser crucial para las partes. No minimicemos los problemas. Cada conflicto merece atención.

    El ego del mediador puede ser un obstáculo en el proceso de mediación y afectar negativamente su efectividad.

    • Parcialidad:

    El ego puede llevar al mediador a favorecer inconscientemente a una de las partes, perjudicando la imparcialidad necesaria para una mediación exitosa.

    • Imposición de soluciones:

      Un mediador egocéntrico puede imponer sus propias soluciones en lugar de facilitar un acuerdo mutuo entre las partes.

      • Falta de escucha activa:

        El ego puede hacer que el mediador no escuche realmente a las partes, lo que dificulta la comprensión de sus necesidades y preocupaciones.

        • Interrupciones constantes:

          Un mediador egocéntrico puede interrumpir a las partes o hablar demasiado, impidiendo una comunicación efectiva.

          • Desprecio por las emociones:

            Si el mediador no reconoce o minimiza las emociones de las partes, puede dificultar la resolución del conflicto.

            • Impaciencia:

              El ego puede hacer que el mediador quiera llegar rápidamente a un acuerdo, sin dar tiempo suficiente para explorar todas las opciones.

              • Falta de flexibilidad:

                Un mediador egocéntrico puede aferrarse a un enfoque específico, sin adaptarse a las necesidades cambiantes de las partes.

                • Falta de empatía:

                  Si el mediador no puede ponerse en el lugar de las partes, es menos probable que comprenda sus perspectivas y necesidades.

                  • Inseguridad oculta:

                    El ego puede manifestarse como una necesidad de demostrar competencia o autoridad, lo que puede afectar la dinámica de la mediación.

                    • Falta de autoconciencia:

                      Si el mediador no está consciente de su propio ego y cómo afecta su comportamiento, puede perpetuar patrones perjudiciales.

                      Es fundamental que los mediadores estemos alerta a estos riesgos y trabajemos constantemente en su desarrollo personal para evitar caer en las trampas del ego.

                      En conclusión, como mediadores, debemos cultivar la humildad y recordar que nuestro objetivo es ayudar a las partes a encontrar soluciones, no imponer las nuestras. El ego puede ser un obstáculo, pero con conciencia y práctica, podemos evitar caer en sus trampas.

                      GRACIAS.

                      José A. Veiga

                      Deja un comentario