Una vez que conoces la mediación, la vida te cambia, pasas el umbral de sus puertas y detrás de ellas ves luz, claridad, tranquilidad, para intentar resolver aspectos personales de la vida de cada uno de nosotros. Lo que aprendemos en mediación no debería quedarse únicamente para nuestro campo profesional sino aplicarlo a nuestra vida personal: ponernos en el lugar del otro, mandar mensajes en yo, pararnos a escuchar a los demás sin adelantarnos , identificar sus intereses, sus necesidades, y las nuestras claro esta…
Mientras estas haciendo el curso de formación empiezas a ver donde aplicarías la mediación, y te van impregnando de la famosa lluvia fina que moja poco a poco, y en nuestra cabeza empezamos a ver si ese problema es mediable o no, si esos amigos, familiares , compañeros o coincidentes en el trabajo deberían acudir a mediación para intentar solucionar sus desavenencias. Vemos mediación en cada acción de nuestra vida cotidiana.
Nos entra, como dice una amiga mía, el «síndrome de la mediación». Y es un «síndrome» que nos hace sentir bien, porque nos hace sentir útiles en muchas situaciones. Porque analizamos cualquier conflicto que nos encontramos desde la mediación. Una sensación que engancha y que queremos saber más y más de ella.
Es verdad que cuando tenemos un conflicto personal o profesional nos pueden decir, » y tu mediador como es que tienes problemas» porque soy mediador pero también soy persona que siente, que tiene necesidades, intereses y conflictos. O los médicos no pueden ponerse malos. O los abogados no pueden tener juicios propios…
La idea es que apliquemos las técnicas en nuestro entorno, que seamos capaces de suavizar nuestros conflictos, que nuestra comunicación sea lo más fluida posible… Que seamos sembradores de mediación en la cantidad de campos abonados con conflictos y nos vean como un referente de ayuda, creemos en los ciudadanos la necesidad de la mediación, porque mientras la sociedad no tenga la necesidad de resolver de otra manera los conflictos la mediación está abocada a ir despacio en su difusión, y que mejor manera que ser referentes para ellos.
Y para todos aquellos que no creen en ella, a los que respetamos mucho, solo decirles que porque no dan a la mediación una oportunidad, porque antes de criticarla no la conocen y luego que la critiquen con conocimiento, porque a lo mejor lo que muchos dicen que «nosotros llevamos mediando toda la vida» no tiene nada que ver con la verdadera mediación. Es una sugerencia simplemente…
GRACIAS por leerme.
José A. Veiga
Ótimo texto!