En mediación, ¿has tenido alguna vez un azucarero?

Azucarero

Una de mis primeras mediaciones, hace ya un tiempo, consistía en repartir la herencia de una tía soltera entre dos hermanas únicas herederas legales, me llamaron porque habían oído hablar de la mediación, que las iba a evitar gastarse mucho dinero para repartirse la herencia, y que además eran ellas quien decidían sobre como se debía realizar el reparto…y no veían el resto de su entorno que acudían a un juzgado.
Yo encantado, preparado para empezar el proceso,…. sesión informativa, cuéntame, lluvia de ideas,….

Sentía que lo estaba bordando, de esas veces que te siente flotando de satisfacción, había conseguido identificar posiciones, los intereses y necesidades de las partes, incluso hasta había conseguido que empatizaran una parte con la otra en ciertas desavenencias que tenían de su infancia… De esas mediaciones de libro que todo va sobre ruedas…

Y de repente algo o alguien, puso en la mente de una de las partes, un azucarero antiguo, con ningún valor económico, que había en casa de la tía y que hasta ahora era el gran desconocido, pero que resulta que las dos partes le querían… Resulta que para las dos tenía un valor sentimental increíble, y yo empezaba a ver como mi castillo construido para este proceso de mediación se iba convirtiendo en un castillo de naipes que se empezaba a tambalear, que se iba a caer,… Que el azucarero no iba a endulzar el final de la mediación sino que iba a amargarme esa sensación increíblemente satisfactoria que yo tenía…

Y ocurrió lo que tenía que ocurrir, que el famoso azucarero rompió esa sesión de mediación, hizo que las partes cambiarán sus posiciones, que ya no era todo tan fácil, que donde dije digo ahora digo….y en mi interior empezaba acelerar se la sangre, los músculos de mi cara se iban contrayendo por segundos, se tensaban…

Y yo me planteaba que ¿había hecho mal?, no habré sido tan profesional, no habré gestionado bien sus necesidades o puede ser que algo insignificante para el mediador, pero con mucho valor sentimental para las partes pueda romper una mediación… Por más que revisaba mis acciones, no encontraba fallo,y a lo mejor no cometí ninguno (seguro que si), pero lo que aprendí fue que nunca debes bajar la guardia en un proceso de mediación porque cualquier pequeño detalles (o azucarero,…) puede hacer caer el castillo de la mediación…

No des por terminada una mediación hasta que les hagas la pregunta final, ¿cómo te sientes? ¿Se ven cubiertas tus necesidades con el acuerdo?. Y leas en el ambiente del proceso que se ha producido el milagro: GANAR- GANAR.

Y si en algún momento de tu experiencia has tenido un «azucarero» dale las gracias por tenerte siempre en alerta.

Un saludo

José A. Veiga

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