Cuando empezamos un proceso de mediación familiar, el tema clave para las dos partes son sus hijos, luchan por su bienestar, por su bien, sacan de su interior acciones que en el día a día ni siquiera se habían dado cuenta que existían, no me he preocupado de ellos hasta ahora pero por favor, en mediación «para mis hijos lo mejor…», algunos no saben ni a qué colegio van, ni en qué clase están.
Al separarse se deja de ser pareja pero no de ser padres. Un 85% de las parejas que llegan a mediación familiar tienen hijos.
Ya se que ahora todos estamos pensando en que depende de la edad, de la madurez, del proceso, de las relaciones con uno u otro progenitor… la última decisión de que acudan o no a mediación debe ser nuestra. Tenemos que valorarlo después de haber dialogado con las partes.
¿Es bueno para los hijos que los padres les mantengan al margen de la mediación?. Las decisiones que van a tomar sus padres les van alterar su vida rutinaria, van a pasar un periodo de adaptación que pueden asimilar o no… Porque la realidad es que van a tener una nueva situación familiar, fácil o difícil pero nueva.
¿Deberían decirles a los hijos que se van a separar? ¿Es mejor no decirles nada hasta que la mediación haya terminado y tengamos el convenio regulador? ¿Se lo deben decir las partes en una sesión con el mediador ? Todas estas dudas que los partes tienen, se deben tratar en las sesiones de Mediación. Debemos hacerles ver que no deben olvidar la edad de los hijos y el momento evolutivo en el que se encuentran, se les informa de la manera de hacerlo.
La relación que cada parte ha tenido con sus hijos hasta ahora es importante y sobre todo no mentirles, no hacerles ver una realidad que no se va a cumplir. Todos daríamos lo que fuera por nuestros hijos, pero el mediador debe hacer ver a las partes la realidad de cada uno, no por darles más se les va a querer más. Que las partes sean conscientes de sus limitaciones, saber hasta donde pueden dar, y no sólo me refiero a lo económico, que es muy importante, sino en lo afectivo, en las visitas, en los gastos extraordinarios, sus campamentos de verano, su mes de vacaciones, porque si vamos a gestionar un convenio «perfecto» pero luego van a «colocar» a los niños con terceras personas, abuelos, familiares o nuevas parejas, a la larga eso va a resultar que se transforma en un nuevo conflicto. Y el dinero no lo soluciona todo…
Pero permitirme que os de un consejo en el tema de los hijos para trabajar en mediación: es fundamental que los padres se comuniquen, que no jueguen con los hijos como «armas» arrojadizas en el proceso de mediación, no deben volcar sus emociones negativas hacia la otra persona en los hijos. El mediador debe hacerles ver si conocen los intereses, y necesidades de sus hijos. Las de sus hijos, no las que ellos creen que tienen sus hijos.
Si la Mediación Familiar pretende salvaguardar a los hijos del impacto emocional que para ellos supone la separación de sus padres, hay que tener en cuenta sus intereses, necesidades y que queden debidamente protegidas económica y emocionalmente.
Y si las partes deciden llevar a los menores al proceso, tengamos claro, «por qué, para qué, qué quieren conseguir, qué desean ratificar»,… Y si tenemos que pedir asesoramiento para la sesión con el menor de un especialista en psicología infantil no pasa nada por hacerlo, lo ideal, un mediador especialista en psicología infantil.
Porque cuando las partes autorizan y dan su consentimiento, y tú decides que es conveniente que vengan a mediación, para tener sesión privada con sus hijos, y que luego les comunicarás los resultados de esa sesión, pueden poner en entredicho tu labor en esa sesión por eso creo que debemos apoyarnos en profesionales externos especialista en menores y nunca reunirnos a solas con menores. No por ello somos peores mediadores, somos profesionales que no tenemos que controlar todo. Para ello sería conveniente que en el documento que firman de aceptación de la mediación añadamos un apéndice donde señalemos que si fuera necesario la ayuda externa solicitaríamos la misma a profesionales e incluso marcar nombres de personas que ellos conozcan o lleguen a su primer acuerdo sobre las mismas.
Seguro que estáis o no de acuerdo con algunas de las líneas que os he trasmitido, lo importante es que los menores salgan reforzados del proceso de mediación que se «supone» que deciden y gestionan personas adultas… Partes y mediador.
José Antonio Veiga